El casco de esquí es un artículo fundamental -y de uso muy recomendable- a la hora de practicar cualquier deporte de nieve. No solamente protege la cabeza de impactos contra la nieve o contra objetos externos, si no que funciona también como:
Existen varios tipos y modelos en el mercado, de diferentes calidades y precios. En este artículo te contaremos todo lo que tienes que saber antes de buscar tu próximo casco de esquí.
Según la normativa europea (EN 1077), que regula los estándares de seguridad para cascos de esquí y snowboard, existen dos grandes tipos: los Clase A y los Clase B. Ambos cumplen la función primordial de proteger la cabeza del esquiador, pero difieren en algunos aspectos técnicos y estéticos.
La principal característica de los Clase A es la protección integral de la cabeza, incluidas las orejas y la parte inferior de la nuca.
Ofrecen un nivel máximo de seguridad contra impactos fuertes y penetración de objetos. Es por eso que es recomendable su uso en la práctica de esquí alpino, competiciones, freeride y situaciones donde la protección completa es prioritaria.
Los cascos de esquí Clase B ofrecen protección para toda la cabeza, excepto la parte de las orejas, que son cubiertas con acolchados suaves, al igual que en la zona de la nuca.
Son cascos recomendados para principiantes, es decir, personas que no van esquiar por pendientes pronunciadas ni en lugares de riesgo. También son ideales para el freestyle y situaciones donde la comodidad y el movimiento son importantes.
Por lo general, hay 5 medidas distintas de cascos de esquí y snowboard. Para elegir el casco adecuado, se debe medir la circunferencia de la cabeza a la altura de la frente con una cinta métrica.
Talla | Medida (cm) |
---|---|
XS | 48-53 cm |
S | 53-56 cm |
M | 56-59 cm |
L | 59-62 cm |
XL | 62-64 cm |
Talla | Medida (cm) |
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S | 48-53 cm |
M | 53-56 cm |
💡 Un consejo útil es comprar o alquilar un casco presencialmente en un local. Esto te dará la posibilidad de probártelo y asegurar que sea tu talle.
1️⃣ Ajuste firme y seguro:
Asegúrate de que el casco quede bien sujeto a tu cabeza y no se mueva al realizar movimientos bruscos. Un ejercicio útil es sacudir la cabeza rápidamente para comprobar que el casco permanece firme en su lugar.
2️⃣ Estado y vida útil:
Evita cascos que luzcan demasiado viejos o desgastados, ya que podrían haber perdido su capacidad protectora. En promedio, un casco tiene una vida útil de 3 a 5 años, incluso si no ha sufrido impactos visibles.
3️⃣ Certificaciones de seguridad:
Elige siempre cascos que cumplan con normativas internacionales, como EN 1077 (Europa) o ASTM F2040 (Estados Unidos). Si incluyen tecnología MIPS (Sistema de Protección contra Impactos Multidireccionales), tendrás un nivel extra de protección.
4️⃣ Compatibilidad con antiparras:
Asegúrate de que el casco se ajuste correctamente a tus antiparras. Un buen ajuste evitará corrientes de aire incómodas y garantizará un mayor confort y visibilidad durante el esquí.
5️⃣ No escatimes en seguridad:
Un buen casco es una inversión en tu seguridad. No elijas únicamente por precio; prioriza siempre la calidad, el ajuste adecuado y las características de protección.
Si quieres saber cómo vestirte para ir esquiar, lee nuestro blog sobre todo lo que necesitas saber antes de tu clase de esquí.
En Argentina no existe una norma que exija la obligatoriedad de casco al practicar esquí o snowboard, sin embargo, su éxito para prevenir lesiones graves está incrementando notablemente su uso en todos los centros de esquí.
Al no haber una única reglamentación, cada complejo elige su manera de accionar. Por ejemplo, La Hoya de Esquel, aplicó la obligatoriedad de casco para todas las edades.
El esquí es un deporte apasionante que combina adrenalina, naturaleza y técnica, pero como toda actividad de montaña, conlleva ciertos riesgos. Al igual que usar casco para evitar posibles lesiones de gravedad, tomar clases con un instructor certificado garantiza una experiencia segura y enriquecedora.
SnowMatch, con más de 100 instructores habilitados, ofrece clases personalizadas que se adaptan a cada nivel y necesidad, asegurando el aprendizaje básico y potenciando el nivel de quienes ya tienen experiencia.
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